Agónico triunfo del Hoyito en su visita a Cercedilla para jugar ante uno de los equipos necesitados de la tabla.
Los verdes impusieron en casi todo el encuentro su ritmo y juego, el cual se fue contagiando de pasividad ofensiva al ver al rival sometido y con poca capacidad de reacción.
Esta pasividad provocó una falta de contundencia de cara a gol que ya se venía produciendo en jornadas anteriores, pero que se potenció si cabe aún más, fallando ocasiones claras de gol una tras otra.
Debido a esto, se llegó al final del tiempo reglamentario con tablas y sin goles en el marcador, dejando para el periodo de descuento toda la emoción.
Fue en ese momento, precisamente el minuto 92, con los verdes volcados en un córner ofensivo, cuando los locales aprovechaban su oportunidad y convertían una contra dejando al Hoyo muy tocado, al ver que se le escapaba el partido de esa manera tan cruel y a la vez merecida en este deporte, en el que “el que falla la acaba pagando”.
Todavía muchos de los presentes allí se preguntan cómo, pero el caso es que la fe de varios jugadores Hoyenses logró la gesta. Uno de ellos, estandarte de la regional madrileña y apasionado de este deporte, dejando su posición de defensa central e incorporándose al ataque, lograba controlar un balón largo (que precedía del saque de centro tras encajar) a unos 30 metros de portería, y sin dejarlo tocar el suelo lo golpeaba a media vuelta y con el alma, enviándolo a las mallas con intención y violencia.
Toni lograba con un golazo el empate, y aunque este se celebró, los verdes todavía rabiaban por dentro sabiendo que era insuficiente.
Dos minutos después en otro balón dividido aéreo, Toni volvía a provocar una falta un poco alejada de la frontal. Pepe asumía la responsabilidad de lanzarla, y golpeaba un balón que rebotaba en la barrera despistando al portero, logrando así un remontada de infarto.
Agradecer el apoyo de los aficionados, a pesar de jugar fuera de casa. Seguimos trabajando para daros más alegrías.